Empezó como consultoría para tres clientes
Lidia Barreiro llevaba años haciendo análisis de viabilidad para bancos cuando decidió montar algo propio. El primer cliente fue una ferretería en O Graxal que quería abrir un segundo local pero no sabía si los números cuadraban. Hicimos las cuentas, las opciones de financiación, el retorno esperado. Todo sobre papel, sin jerga.
La ferretería sigue abierta. Y ese dueño nos trajo más negocios del mismo estilo: gente que tiene ideas pero necesita ver si funcionan económicamente antes de arriesgar sus ahorros. Así creció goraliventu—sin oficinas lujosas ni promesas infladas.


Lo que hacemos ahora
Nos centramos en presupuestación de capital. Eso significa: cuando alguien quiere invertir dinero en un proyecto, le ayudamos a calcular si merece la pena. Estudiamos flujos de caja, tasas de retorno, puntos de equilibrio. También comparamos opciones de financiación—préstamo bancario, leasing, capital propio—para ver cuál sale mejor según la situación.
Trabajamos mayormente con comercios locales, talleres, pequeños fabricantes. Algunos proyectos funcionan, otros los descartamos antes de empezar porque los números no cuadran. Preferimos decir que no desde el principio que ver a alguien perder dinero por optimismo excesivo.



